miércoles, 9 de enero de 2013

LOS MANDATOS INCONSCIENTES (Continuación)




 "No hagas..., no digas..., tienes que..., eso no se hace. Deberías…, nunca serás capaz de…”. Frases inyectadas, martilleadas, introyectadas que podían venir también de maestros, profesores, figuras de autoridad…, que quedaron clavadas como agujas en nuestro cerebro, incrustadas bajo la piel como chips continuamente activos. Y como quien tiene un lunar o una verruga, al final ya no distinguimos lo genuinamente innato de las creencias, los prejuicios, las tradiciones externas que hemos hecho inconscientemente nuestras. Hemos tragado demasiado sin masticar, ni digerir. Y llega un momento en que es necesario vomitar si no queremos llegar al colapso digestivo. Y existen introyectos más concretos y nocivos como: “Eres torpe, nunca llegarás a nada, si no pisas fuerte te pisarán a ti, nunca te querrá nadie como tu madre, no grites, no llores, los trapos sucios se lavan en casa…”.

Los mandatos o introyectos son esenciales para construir la identidad de cómo se es un hombre y cómo se es una mujer. Macho o hembra se nace. Hombre y mujer se hacen.  ¿Cómo debe vestirse un niño? ¿Cómo debe comportarse? ¿A qué debe jugar y a qué no? ¿Qué tareas debe hacer en casa y cuáles sus hermanas? Entre adolescentes todavía se oye: "Si una chica liga con muchos es una...”, "si un chico liga con muchas es un...”.

Al final tenemos una visión del mundo limitada y que nos limita, llena de prohibiciones y tabúes, obligaciones que cumplir, normas que obedecer y límites que no se deben traspasar. Sin embargo, al mismo tiempo, a los hombres se nos incita a luchar para obtener resultados y a esforzarnos por adquirir todos los símbolos de la masculinidad como una buena musculatura, éxito económico, autocontrol, independencia personal, estar siempre dispuesto al sexo (no se es hombre si una mujer desnuda que se ofrezca no nos pone automáticamente…).

         En esta sesión ecomaskulina exploraremos los mandatos que nos gobiernan como género y los que nos gobiernan como individuos. Cómo nos influyen para relacionarnos con los demás hombres y con las mujeres. Y también cómo influyen en nuestra actitud ante el trabajo, la familia, la prosperidad y nuestras relaciones de intimidad sexual. A continuación un buen símbolo de liberación de mandatos inconscientes y una apertura para la sesión ecomaskulina del mes de febrero: Recuperar la fuerza masculina escondida bajo la almohada de mamá: “A mi manera” (My Way) de Frank Sinatra, como símbolo de liberación de introyectos y convencionalismos, asumiendo la responsabilidad de la libertad ejercida:
Y ahora que se acerca el fin
y me enfrento al último telón.
amigo mío, lo diré sin rodeos,
defenderé  mi caso, del cual estoy seguro.
He vivido una vida plena,
viajé por todas y cada una de las autopistas,
y más, mucho más que esto,
lo hice a mi manera.

Arrepentimientos, he tenido unos pocos
pero igualmente, muy pocos para mencionarlos.
Hice lo que debía hacer
y me enfrenté a todo sin excepciones.
Planeé cada ruta
cada paso prudente del camino.
y más, mucho más que esto,
lo hice a mi manera.

Sí, hubo ocasiones,
supongo que lo sabías,
en que mordí más de lo que podía masticar
y a pesar de todo,
cuando tuve dudas,
me lo tragué todo y luego lo escupí.
Me enfrenté a todo con la frente en alto,
y lo hice a mi manera.

He amado, he reído y he llorado.
He vivido momentos plenos y mi cuota de fracasos
y ahora que las lágrimas se han ido,
todo eso me parece divertido…
Pensar que hice todo eso
y puedo decir sin vergüenza,
oh, no, oh, no, no yo, yo lo hice a mi manera.

¿Para qué es un hombre, qué es lo que tiene
si no es él mismo?, entonces no tiene nada.
Decir las cosas que realmente siente
y no las palabras de alguien que se arrodilla.
Que conste en acta que encajé los golpes
y lo hice a mi manera.

Sí, fue a mi manera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario